Alguna que otra vez el Cine se involucra de una forma especial con la Arquitectura. En la película La Isla, dirigida por Michael Bay, aparecen innumerables secuencias con decorados reales y/o digitales. Sirven para mostrar un entorno relativamente cercano a nuestros días (año 2019), creíble y de un diseño ciertamente interesante.
El diseñador de producción (Nigel Phelps) tuvo que crear un mundo subterráneo (el complejo Centerville), en el que sus residentes creen que están viviendo en la superficie. Para ello se documentó en libros sobre enormes estructuras enterradas, así como del diseño de plataformas petrolíferas del Mar del Norte. Los interiores de esta ciudad subterránea se realizaron con enormes decorados (Estudios Downey) y entornos generados por ordenador. Hay tres torres residenciales, con una en el centro para trabajo y esparcimiento llamada Atrio Central.
El interior enseña una estructura de hormigón, con toda su textura, y muchas transparencias de vidrio, con líneas rectas y decoración minimalista. Aquí la luz artificial cenital y la que proviene del suelo en algunos vestíbulos y pasillos, hacen de él un lugar moderno y limpio. Grandes pantallas de vídeo y paneles translúcidos añaden el resto, pero sin saturar.
La habitación tipo de los agnates lo dice todo (primera foto): minimalismo para enmarcar un paisaje de mentira generado por un gigantesco aparato holográfico, con elementos domóticos y análisis muy sugerentes (como el del inodoro).
Decorados en una antigua instalación de la NASA
Los Estudios Downey son una antigua instalación aeroespacial de la NASA que tiene la superficie de rodaje más amplia que se puede encontrar en Los Ángeles. Se necesitaron cinco meses de trabajo, para montar los decorados que recrean el complejo Centerville de Merrick Biotech. (Su longitud era la de cinco campos de fútbol). El interior del espacio central, con varios desniveles, es el área de comunicación principal y sale en numerosas secuencias de la película, pero siempre desde un ángulo diferente.
La oficina del personaje Merrick (la sala que tiene el Picasso) se diseñó expresamente para la película, no pertenece a ningún edificio real. Tiene muchos detalles de mobiliario y tecnológicos (como el de la mesa táctil) que durante el film el director se encarga de ir mostrándonos. He aquí dos panorámicas de sus lados opuestos, la del cuadro de Franz Kline, y la que contiene el Picasso.
Para las escenas en la casa del diseñador de barcos (Tom Lincoln), sí que se ha utilizado una vivienda real, al menos para la entrada a la misma y el primer hueco de escaleras que aparece. Pero la sala a doble altura con la escalera de peldaños en voladizo, sí que parece pertenecer a los decorados de los Estudios Downey. Aquí el acabo de lo que se supone que es hormigón es idéntico.
A la siguiente escalera con peldaños de madera empotrados, el director le saca mucho partido. Se recrea con ella en varias tomas, haciendo subir y bajar a los actores, o con las sombras que proyecta en una escena casi al final de «La Isla».
En esta peli aparecen guiños a algunos avances tecnológicos inminentes. El ordenador de la oficina de Merrick, manejado por una pirámide de cristal; el metro colgante de Los Ángeles; o el tren magnético que cruza el desierto de Nevada… Son dignos de ser mencionados en próximos artículos.
Hay más información sobre esta película en su página de Wikipedia.