La reparación de fisuras o de elementos enteros de hormigón, tiene un coste importante. Puede ser muy difícil acceder a la zona agrietada, y también es alto el coste para el medio ambiente. Recordemos que gran parte del CO2 liberado anualmente a la atmósfera, proviene de la fabricación de cemento (más del 5%).
Científicos de la Universidad de Cardiff, Universidad de Cambridge, y la Universidad de Bath participan en un proyecto financiado con 3 millones de libras para la creación de un hormigón que tenga la capacidad de autorrepararse. Para ello se vale de la ayuda de unas bacterias ubicadas en unas microcápsulas. Estos organismo producen caliza al entrar en contacto con el agua, lo que provoca que la fisura se selle.
Todo esto tiene mucho que ver con el cemento autorreparable que estaban desarrollando en Holanda (Universidad de Delft). En esta ocasión los investigadores aún están buscando la bacteria más adecuada que haga posible aumentar la durabilidad de las estructuras de hormigón en un 50%. Esos organismos tienen que tener capacidad de producir una gran cantidad de esporas. Pero también implica determinar el tamaño de los poros del hormigón, para que sean lo suficientemente pequeños como para no aplastar a las bacterias en el proceso de fraguado. De ahí la importancia de las microcápsulas a la hora de proteger a las bacterias.
Más información en Phys.org.
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