Las emisiones de co2 generadas por la actividad humana, son una de las peores amenazas para el planeta. Por eso desde hace años se buscan alternativas a los combustibles fósiles, algunas en forma de biocombustible a partir de la hoja de maíz, o utilizando el biogás para producir electricidad,… Pero esos y otros muchos ejemplos son considerados en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) como demasiados costosos, y hasta derrochadores. Tal vez el camino más inteligente sería capturar y reutilizar esas emisiones dañinas en otros procesos que generaran energía más limpia. Eso fue precisamente lo que se consiguió en una planta piloto de China.
Según se publicó en esta revista, los investigadores se dieron cuenta que los gases residuales de las emisiones en plantas siderúrgicas, plantas de energía, e incluso en vertederos de basura, se podrían convertir en ácido acético (vinagre) utilizando bacterias. Bastaría luego emplear una levadura especial para convertir ese vinagre en un combustible líquido de bajo carbono.
Este proceso sería un gran avance en la lucha contra el calentamiento global, siempre y cuando no fuera caro y se pudiera realizar a gran escala. Según el profesor Gregory Stephanopoulos:
Es una historia bastante extraordinaria. Todo comenzó hace unos años con un proyecto posdoctoral financiado por el Departamento de Energía de los Estados Unidos. Buscábamos en una escala de tiempo muy rápido [de desarrollo], y hemos reconstruido un sistema integrado donde se pone el gas en un extremo y se obtiene un combustible en el otro.»
El proceso fue patentado por el MIT, y se licenció para utilizarlo con éxito en una planta de Shanghái de la compañía GTL Biofuel. Luego se pasó a ensayar en una instalación que tiene mayores emisiones de co2, con el fin de evaluar la escalabilidad del proceso, costos, y la huella de carbono.
Por cierto, que estos científicos no son los únicos que están investigando para desarrollar biotecnologías que conviertan gases nocivos en combustible. También está la compañía Lanzatech, que utiliza microbios para fermentar los gases en moléculas más complejas, o Catalysta, ambas creadas en los Estados Unidos.
A partir de un artículo en The Guardian, donde se explica muy bien por qué no son tan recomendables las plantas de biogás, entre otras cosas. Foto de cabecera de Stevep2008.