Durante el proyecto para la Residencia Walters se estableció una curiosa relación entre la arquitectura y el cliente (Bobby Walters). Este último empujó el rendimiento de su futura casa de muchas maneras. Por eso algunos de sus sistemas fueron muy sofisticados, estando la casa preparada para casi cualquier tipo de instalación futura. El proceso de diseño duró cuatro años, y finalmente la vivienda se construyó en Greenville (Carolina del Norte, EE.UU.).
La Residencia Walters es enorme (437m2) pero rinde como una casa convencional de la mitad de tamaño. Se construyó con un enfoque sostenible que le permitió alcanzar una certificación LEED de Plata, y ser bastante eficiente. Recibe la energía de unos paneles fotovoltaicos situados en cubierta; y cuenta con una instalación de calefacción/refrigeración por energía geotérmica. Además dispone de un sistema de riego por goteo con agua de lluvia, la cual es almacenada en un depósito subterráneo. Unos paneles térmicos solares situados en una de las azoteas sirven para proporcionar agua caliente sanitaria.
Con fachadas protegidas
Algunas partes de sus fachadas están acristaladas de suelo a techo, pero manteniendo un equilibrio entre luz natural y privacidad. En este sentido, lo más interesante lo encontraremos en las pantallas horizontales y verticales que dan sombra al edificio. Este detalle se explica en la siguiente ilustración.
Con un programa de lujo
El interior de la Casa Greenville es aún mejor que lo visto por fuera, con un luminoso salón de doble altura. En los planos de planta se puede identificar un programa de vivienda de lujo, con dos dormitorios en el piso superior, y una suite en planta baja. Hay también un cuarto de invitados, gimnasio, y una gran sala multiusos. En definitiva, una vivienda sostenible por todo lo alto.
Este edificio es un diseño de los arquitectos de Tonic Design, y fue premiado en el AIA Triangle Awards 2010.