Más de la mitad de los gases efecto invernadero que cada día se liberan a nuestra atmósfera, provienen de los edificios y la industria de la construcción. La arquitectura sustentable ya dejó de ser una moda, ahora es una necesidad. El proyecto que traemos hoy es JILO, y nació teniendo en cuenta esta preocupación. Es una pequeña vivienda de dos dormitorios, a la que su autor califica de bungalow. Tiene la peculiaridad de utilizar energía geotérmica para controlar su temperatura interior, consiguiendo por tanto una baja huella de carbono. Se estima que es de una tonelada durante su construcción, y 400 kilos/año en su uso. El edificio se construye además con materiales ecológicos.
Según el arquitecto, el edificio ofrece un juego de volúmenes de hormigón de bajo carbono, que incluye un cubo de vidrio en forma de U. El diseño se ve moderno, y con una fachada muy acristalada. Estando orientada debidamente, aporta ganancia de calor en invierno; aunque para época estival convendría que estuviera mejor protegida por un mayor vuelo de la cubierta. En su organización interior hay algo un tanto incongruente: el espacio destinado a salón, cocina y comedor, queda seis peldaños por encima al de los dormitorios. Pero la cubierta es única y plana, lo cual invita a pensar que las habitaciones tienen la altura libre mucho más alta que el salón. Eso es hago poco común. El cuarto de baño es una caja translúcida que se puede ver iluminada en la noche.
JILO es un proyecto del arquitecto mexicano Paul Cremoux, que dirige un estudio de arquitectura comprometido con la conciencia global y la arquitectura sustentable.