Las células fotovoltaicas orgánicas se consiguen a partir de polímeros orgánicos (largas cadenas de moléculas basadas en carbono) colocados en plástico. Tienen un funcionamiento parecido al de la fotosíntesis, y son incluso más baratas de producir que las basadas en silicio. Pero hasta el momento de publicar esto no han tenido demasiada salida comercial, debido sobre todo a su baja eficacia. Precisamente este punto es el que cambió un equipo de la Universidad de Cambridge.
Se creó un modelo que combina mejoras en la eficacia, y una vida útil más larga. Está producido con materiales de baja toxicidad, y además a un coste menor. Los dispositivos creados con estas células solares orgánicas de bajo coste podrían transformar el panorama de las energías renovables, sobre todo en los países más pobres.
Se llegó incluso a formar una empresa entre el Cavendish Laboratory de dicha universidad y Carbon Trust, con el fin de desarrollar esta tecnología orgánica fotovoltaica. Para ello se puso un fondo de 4,5 millones de libras. La idea es conseguir rollos flexibles de células orgánicas fotovoltaicas (OPV) que permitan una fácil y discreta aplicación en los edificios.
Más información en la sección noticias de la Universidad de Cambridge.