Estas elegantes cajas están situadas al borde de un fiordo (Snefjord, Noruega), en una parada de bus para los turistas. Ocurre que muchas veces el viento sopla desde el mar, cuando precisamente las mejores vistas están hacia el fiordo. Por eso la solución más inmediata para proteger a la gente sería poner una barrera que obstruyera esa hermosa vista.
En vez de eso, se optó por colocar tres pequeños refugios, cada uno con una orientación diferente (y doble). De esa manera los visitantes pueden sentarse a esperar en el lado que mejor les proteja del viento. Cada estructura es de barras de acero con los bancos en voladizo, dejando el interior revestido de madera de roble y el exterior con láminas de cobre. Menos mal que no siempre la primera solución que surge es la mejor.
Es un trabajo de los arquitectos Pushak.