El material más utilizado en la construcción en todo el planeta es el cemento. La estructura más alta del mundo, a día de hoy, es de hormigón armado. Pero este «progreso» tiene un lado oscuro, pues el hormigón es responsable del 5% de las emisiones de CO2 (a nivel mundial). Aunque ya existe la intención de certificar un cemento (basado en óxido de magnesio) que es menos contaminante, científicos del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) han decodificado la estructura tridimensional básica del hidrato de cemento. Eso crea expectativas sorprendentes para su futuro.
Hasta ahora se pensaba que a nivel atómico, el hidrato de cemento era muy similar a la tobermorita. Es un mineral raro que tiene una geometría muy ordenada, y que por tanto obedecía a una estructura cristalina (como la del acero). Pero en contradicción con esa creencia, los científicos del MIT descrubrieron que el hidrato de cemento no es un cristal, sino un híbrido que comparte características tanto cristalinas como amorfas.
Este descubrimiento abre las puertas a la manipulación de su estructura química. Se puede diseñar por tanto hormigones con mejores capacidades mecánicas y durabilidad, y por supuesto llegar a procesos de producción que reduzcan las emisiones de CO2. El objetivo es conseguir un hormigón ecológico.
Más información en este artículo del MIT. Foto de PNAS.