En el paisaje urbano de la ciudad china de Jiangsu, Valle Fénix se asemeja a un conjunto de bloques de pisos. Pero en realidad se trata de un complejo cultural financiado por el gobierno. No deja de ser anecdótico el paralelismo existente entre esta apariencia arquitectónica (¿un desliz de los arquitectos australianos?), y la finalidad última de estos 65.000m2, que no es otra que la de dirigir las influencias culturales de sus visitantes. Por mucho colorido que se le hayan puesto a las cuatro salas de cine, a los 1.000 asientos de su gran teatro, a las cinco plantas de galerías de arte, a su centro de adoctrinamiento para 4.000 estudiantes, etc, etc…. Sigue siendo eso, un collage tramposo, una «venda en los ojos y en la mente para las personas».
Eso sí, desde cualquier aplicación de mapas, en cualquier otra parte del mundo, el Centro Cultural Valle Fénix lo veremos como un edificio sostenible muy molón. Nos estamos refiriendo a las verdes praderas de sus azoteas, y ese mogollón de placas solares.
Este proyecto fue realizado por Studio 505 (Dirk Zimmermann y Dylan Brady). Fotos de John Gollings.