Arabia Saudita es uno de los mayores productores de hidrocarburos. Pero considerando la creciente relevancia de las energías renovables, dicho país creó un plan para depender cada vez menos del petróleo. Ese objetivo, junto a otros intereses, dio lugar al plan estratégico Saudi Vision 2030. Dicho plan incluye la creación de una nueva zona económica denominada NEOM, ubicada en el Golfo de Aqaba (Mar Rojo).
Un dato clave es que en el 2018, este país fue uno de los más contaminantes del mundo. En Enero del 2021 el príncipe Mohamed bin Salmán anunció la creación de The LINE. Sería la primera ciudad de Arabia Saudí libre de emisiones de CO2.
The LINE es una futurista ciudad lineal (de ahí su nombre), que no tiene calles. Es la adaptación al siglo 21 de lo que en 1885 planteó el urbanista xespañol Arturo Soria.
Hay que tener en cuenta que The LINE es más que un simple proyecto de construcción. Es una visión audaz de lo que podría ser el futuro del urbanismo. Ante todo es una megaestructura. Planeada para extenderse a lo largo de 170 km, busca ofrecer una solución radical a los problemas urbanos actuales. Empieza a orillas del Mar Rojo, llega a la cota de +500 metros, con 200m de ancho, y se adentra en el desierto. Con esta forma, según el príncipe Mohamed, se reduce el impacto medioambiental, “preservando el 95% de la naturaleza”.
Pero, ¿es realmente posible transformar esta visión futurista en una realidad tangible? Este artículo se sumerge en las profundidades de The LINE, analizando no solo sus promesas sino también las controversias y desafíos que trae consigo.
La visión de The LINE
Innovación y sostenibilidad
Esta urbe lineal promueve una vida sin coches, y sin emisiones de carbono. Posee una integración sin precedentes de tecnología y naturaleza. Su diseño abarca 3 niveles. La capa superior es peatonal. La primera capa subterránea está destinada a los servicios. La segunda y última capa es por donde discurre la red de transporte ultrarrápido, que conecta los extremos de The LINE. Con el esquema rectilíneo se reducen los tiempos de transporte, asegurando el gobierno saudí que se trataría de una ciudad de 20 minutos. Ese es el tiempo que tardaría un ciudadano de The LINE en ir al punto más alejado de todos (1). Y no se tardaría más de 5 minutos a pie en alcanzar los servicios esenciales.
A lo largo de su longitud, The LINE recorrerá cuatro áreas ecológicas de la región de NEOM. Cada parte estará marcada por su peculiaridades. Por ejemplo, en la primera parte de la ciudad (la costa) destacarán los complejos de ocio y turismo. Luego la ciudad cruza el desierto, la zona montañosa inferior, y la superior.
The LINE hay que imaginarla como una ciudad que rompe con todos los paradigmas urbanísticos tradicionales. Con un enfoque en la sostenibilidad, promete cero emisiones de carbono. Aprovecha energías renovables y tecnologías punta para crear un ecosistema urbano que vive en armonía con el medio ambiente. La agricultura vertical, la desalinización sostenible del agua, y el manejo inteligente de residuos son solo algunas de las innovaciones propuestas para lograr este objetivo.
Tecnología integrada
La ciudad planea utilizar inteligencia artificial y la más avanzada tecnología digital para gestionar servicios urbanos. Lo hará desde la seguridad hasta el transporte y la logística, creando una infraestructura que no solo es eficiente sino también adaptativa a las necesidades de sus residentes.
Controversias y desafíos
Es verdad que la sostenibilidad es una de las promesas clave de The LINE. Pero el impacto ambiental de construir una megaestructura de este tipo en un entorno desértico virgen genera preocupaciones. Además, existen inquietudes sobre el impacto social del proyecto. Eso incluye el desplazamiento de comunidades locales y las implicaciones éticas de un desarrollo de tal magnitud. Esta ciudad tiene previsto albergar a nada más y nada menos que 9 millones de habitantes. Eso significa que en cada kilómetro de longitud vivirán unas 53.000 personas, lo que equivale a una ciudad bastante densa.
Cuestionamientos sobre la viabilidad
Los críticos argumentan sobre la viabilidad de implementar una ciudad completamente nueva basada en principios tan innovadores y no probados. La dependencia de tecnologías futuristas, algunas de las cuales aún no existen a escala operativa, plantea preguntas sobre si The LINE puede cumplir sus promesas a largo plazo.
Un análisis publicado en la revista «Nature» por Rafael Prieto-Curiel y Dániel Kondor, cuestiona su viabilidad. En él advierten de potenciales problemas de alta densidad poblacional, ineficiencia en la movilidad, y un sistema de transporte público insuficiente. Proyectan una densidad de 265.000 personas por km², lo que supondría enormes desafíos logísticos. Opinan además que una población de nueve millones de personas podría resultar inviable, dado el crecimiento demográfico previsto para Arabia Saudí. Prieto y Kondor sugieren un transporte modular y jerarquizado, aunque dudan que mejore significativamente los tiempos de desplazamiento en comparación con otras grandes ciudades. El ensayo plantea preguntas críticas sobre el futuro de The Line y su promesa de ser una solución habitacional futurista.
Soluciones y enfoques innovadores
Abordando el desafío ambiental
Para mitigar su impacto ambiental, The LINE propone una integración cuidadosa de la tecnología con el medio ambiente. Para ello utiliza técnicas de construcción que minimizan la huella ecológica. Promueve la biodiversidad a través de corredores verdes y la restauración de hábitats naturales.
El proyecto se compromete a un desarrollo que sea inclusivo y beneficioso para todas las partes interesadas. Ofrece compensaciones y reubicaciones justas para las comunidades afectadas. Por supuesto lo hace creando oportunidades de empleo y desarrollo económico.
Mirada al futuro: implicaciones y expectativas
Un laboratorio vivo para el futuro urbano
Más allá de sus desafíos, The LINE se posiciona como un «laboratorio vivo» para explorar nuevas formas de urbanización. Si tiene éxito, podría ofrecer valiosas lecciones sobre cómo las ciudades pueden ser más sostenibles, eficientes, y habitables.
Un modelo para el mundo
La ambición de The LINE va más allá de sus propios límites geográficos. Busca ser un modelo replicable que inspire a otras ciudades y países a repensar sus enfoques hacia la urbanización y la sostenibilidad.
Un equilibrio entre utopía y realidad
The LINE en NEOM representa un punto de inflexión en cómo conceptualizamos la vida urbana. A través de su ambiciosa integración de tecnología, sostenibilidad, y diseño innovador, plantea preguntas fundamentales sobre el futuro de nuestras ciudades. Sin embargo, las controversias y desafíos que afronta son un recordatorio de que en ese camino hay obstáculos. A medida que The LINE avanza, ofrece una oportunidad sin precedentes para aprender, adaptarse y, potencialmente, transformar nuestra visión colectiva del futuro urbano en una realidad tangible.
Nota a pie de página
- El viaje más largo en The LINE nunca durará más de 20 minutos, a través de un sistema de transporte a alta velocidad. Todo lo necesario para la vida diaria estará a sólo 5 minutos a pie. ↩