El motivo principal de este proyecto era servir de aulas para los niños afectados por un terremoto de 8.8 en Chile (febrero del 2010). Además debía ser una ayuda a las escuelas de enseñanza que se pudieran ver afectadas por situaciones de emergencia. Su financiación se realizó con donaciones de empleados de la empresa Holcim Latino América, y la compañía de Cementos Polpaico Holcim. Pero su aspecto constructivo es también muy interesante, ya que está diseñado para ser copiado y montado con facilidad en otras regiones del país. El proyecto recibió el nombre de Atrapaluz, y se hizo respetando una serie de características sustentables/sostenibles.
Estas aulas responden a un planteamiento de arquitectura prefabricada de sencillas soluciones constructivas. Alcanza una buena eficiencia energética con materiales locales, con una altura libre por encima de la habitual, y un revestimiento exterior con fachada ventilada de Hunter Douglas (muros y cubierta). La incorporación de claraboyas Lucarna Velux en los tejados hace que el interior se vea aún más luminoso. Ese detalle aporta cierto ahorro energético en iluminación, y una mejor regulación de la temperatura, tanto en verano como en invierno. Los paneles SIPs empleados tienen 11 centímetros de material aislante, y las persianas en ventanas poseen una transparencia del 40% (material perforado).
Los módulos prefabricados van formando la escuela, todos ellos en un color exterior bastante llamativo, pero manteniendo un espacio interior luminoso en blanco. Este contraste resultó de lo más interesante.
El proyecto de la escuela sostenible Atrapaluz fue realizado por LAND Arquitectos. Fotos de Sergio Pirrone.