Los investigadores de la NASA y del NSIDC (National Snow and Ice Data Center) que están llevando a cabo un seguimiento del hielo del Ártico, han encontrado resultados que por desgracia no han sorprendido demasiado: la cantidad de hielo se redujo en mayo pasado a los niveles más bajos en los últimos 38 años.
No solo se ha batido un nuevo récord de deshielo en mayo, sino que se está muy por debajo del anterior, convirtiéndose la extensión de hielo ártico más pequeña de la historia, de acuerdo a los datos registrados por el NSIDC.
Se ha venido produciendo una pérdida diaria del hielo del Ártico (en mayo del 2016) de unos 61.000 kilómetros cuadrados, bastante más que el promedio del periodo comprendido entre los años 1981-2010, que fue de unos 46.600 km2. Otro factor que hay que considerar tiene que ver con el tipo de hielo, pues el hielo de varios años es un hielo que no se derrite tan fácilmente, y ayuda a mantener el océano Ártico en bajas temperaturas. Pero si ese hielo se derrite (que es lo que está pasando), el nuevo hielo que se forme en invierno, será muy joven (de un año), y por tanto más fácil de derretirse en la próxima temporada. Pero lo peor de todo es que si no hay hielo de varios años, la temperatura del océano Ártico subirá.
En el NSIDC señalan que los vientos desde Alaska y el norte de Europa han podido llevar pulsos de aire caliente al Ártico. La zona central de Siberia ha sido el único área donde las temperaturas fueron más bajas que en la media registrada durante 1981-2010. Otro factor a tener en cuenta es la retirada temprana de hielo en el Mar de Beaufort, y por último, la peor de todas: cuanto más hielo se derrite, más se calienta el Ártico.
Los mismos investigadores recuerdan que estos datos son provisionales, debido a la naturaleza de los registros que se hacen por satélite, pero están siendo respaldados por otras fuentes, y es bastante probable que esas cifras sigan bajando año tras año.
A partir de un post en Climate Central.