En la cumbre de París (COP21), todos estuvieron de acuerdo en que la temperatura media del planeta no debe subir más de dos grados centígrados. Pero no se crearon objetivos vinculantes sobre las emisiones de gases efecto invernadero. Muchos medios se refieren al Acuerdo de París como un logro histórico contra el cambio climático, y en parte es verdad. Pero lo cierto es que quedan muchas dudas abiertas, ya que no se han definido unos compromisos concretos que ayuden a frenar el calentamiento global.
Ya se advertía en el último informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), que para finales del siglo 21 la temperatura del planeta podría sufrir un incremento de 4,8ºC, en comparación con la existente en la época preindustrial. Pero ¿por qué se pone como límite la subida de 2ºC? Porque se ha aceptado científicamente que ese debe ser el incremento máximo que por seguridad hay que admitir, si queremos evitar consecuencias demasiado catastróficas en un futuro.
No más de 1,5ºC
Los 195 países que han estado presentes en la COP21, no solo coinciden en que hay que evitar a toda costa un calentamiento de 2ºC, sino que aspiran a dejarlo en 1,5ºC. El acuerdo se puede leer íntegramente aquí (PDF), donde además se hace referencia a lo siguiente:
…la necesidad urgente de que las Partes que son países desarrollados aumenten la prestación de un apoyo previsible a las Partes que son países en desarrollo, en forma de financiación, tecnología y fomento de la capacidad, para permitirles reforzar su acción en el período anterior a 2020.»
Ese párrafo tiene que ver con la ayuda financiera que recibirán los países con menores recursos. Para que puedan adaptarse a los efectos provocados por el calentamiento global, y poder reducir sus emisiones. Este dinero saldrá de un fondo con aportaciones de los países desarrollados, que también son los más contaminantes. La idea es alcanzar para el año 2020 una hucha de 100.000 millones de dólares anuales (revisables cada año).
Para controlar el aumento de la temperatura de aquí a final de siglo (artículo 2), el documento establece que todos los países deberán dejar de aumentar sus emisiones de gases efecto invernadero «lo antes posible» (no se señala fecha concreta), siendo más urgente en los países industrializados. En este sentido, 187 de los 195 países ya han presentado sus planes (contribuciones). Pero siendo realistas, esas contribuciones resultan aún insuficientes para evitar un excesivo calentamiento global. Sí se fija (artículo 4) que en la segunda mitad del siglo ya se debería haber alcanzado un equilibrio entre las emisiones y la absorción de esos gases, siempre refiriéndonos a los originados por la actividad humana.
Otros aspectos del Acuerdo
Cada cinco años se deben revisar al alza todas las contribuciones, estableciéndose un primer análisis en el 2018, y una primera actualización en 2020, año en el que cobra vigor el Acuerdo de París. También se han establecido mecanismos de control que vigilen los programas nacionales de reducción de emisiones, y se han hecho en 3 categorías:
- Los países desarrollados deberán dar información completa sobre este asunto.
- Países emergentes tendrán menos exigencias que cumplir.
- Las obligaciones para los más pobres serán mínimas.
También cabe destacar que este acuerdo es vinculante, pero no lo son los objetivos de reducción de emisiones de cada parte. Entonces a partir de este punto ‘la pelota’ pasa al tejado de cada país. En el texto finalmente redactado se señala que:
Cada Parte deberá preparar, comunicar y mantener las sucesivas contribuciones determinadas a nivel nacional que tenga previsto efectuar. Las Partes procurarán adoptar medidas de mitigación internas con el fin de alcanzar los objetivos de esas contribuciones.»
Para terminar, queda una pregunta en el aire: ¿Será el final de la era de los combustibles fósiles, como ha afirmado Greenpeace?
Imágenes de COP21 y de Billy Wilson.