En cierta medida, los científicos se han visto frustrados hasta ahora con las celdas solares por culpa de su rigidez. Suelen ir fijadas a paneles, la mayoría de las veces son fijos y pesados, limitando bastante sus aplicaciones. Pero unos investigadores de la Universidad de Stanford consiguieron desarrollar un tipo de célula solar que se comporta como una pegatina. Se puede adherir prácticamente a cualquier superficie.

Es verdad que las láminas solares son delgadas y flexibles. Pero la gran ventaja de estas pegatinas de celdas fotovoltaicas es que no necesitan fabricarse sobre el sustrato portador final. Pueden ir sobre materiales que hasta ahora eran impensables, aumentando con ello las aplicaciones de la tecnología solar. Por ese motivo, este logro hay que interpretarlo como un serio avance. Va más allá de la flexibilidad que aportó en su día las celdas solares de película delgada.
Este nuevo proceso consiste en un sándwich de silicio, dióxido de silicio y metal. Es una película de 300 nanómetros de níquel se coloca en una oblea de dióxido de silicio; se añaden las delgadas láminas de celdas solares a la capa de níquel; luego se recubre con un polímero protector. El último elemento es una cinta de liberación térmica. Esta célula recién creada se puede retirar sumergiendo la oblea en agua (a temperatura ambiente), al tiempo que se despega la hoja térmica. Entonces el agua entra en contacto con el níquel y el dióxido de silicio, provocando que la célula quede libre de su sustrato nativo rígido, pero manteniéndose pegada a la hoja. Calentando la pegatina a 90ºC durante unos segundos, se puede adherir la celda a cualquier superficie, retirando finalmente la cinta de liberación térmica.
Es importante añadir que estas pegatinas solares se consiguieron manteniendo la misma eficacia. Eso significa que es viable su comercialización, y que las obleas de silicio se pueden reutilizar. ¿Veremos esta tecnología aplicada sobre ventanas?

Proceso de liberación de estas novedosas pegatinas solares
Estos trabajos fueron realizados por los científicos Xiaolin Zheng y Chi Hwan Lee. Toda la información en las noticias de Stanford.
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