En la ciudad austríaca de Linz se estrenó otro experimento de establecimiento hecho con contenedor. Se trata de Froebe que, al estilo de pulsa un botón, gracias a un sistema hidráulico una caja dorada se convierte en cervecería.
El contenedor original, procedente de China, tenía 6 metros de largo pero para conseguir el correspondiente permiso municipal fue preciso reducirlo a uno de 5 metros. Por eso se le cortó el metro que sobraba y luego se volvió a soldar. Posteriormente se le instaló el sistema hidráulico para que por una original bisagra en diagonal se abriera una esquina del contenedor. El interior se pintó de rojo y se le añadieron pocos elementos, los justos para servir cerveza, mientras que todo el exterior se pintó de oro.
Lo mejor de este diseño es el lugar por donde se le ha hecho la bisagra al contenedor. Porque una vez abierto protege el área inmediata de servicio (como un toldo), dejando la entrada precisa por el lateral de la barra. Lo peor, el brillo de su pintura exterior, que resalta aún más todas las abolladuras que ya traía el contenedor.
El bar Froebe fue diseñado por Andreas Strauss. Puedes ver todas las fotos en flickr sobre este proyecto.
Idea muy sencilla pero bien lograda desde mi punto de vista