Esta pequeña construcción tiene un diseño y formato muy peculiar. Se diseñó para utilizarse como cobertizo para jardín, en una casa de Bussum (Holanda). Es un pequeño edificio que los propietarios querían utilizar como lugar de trabajo, almacén, y alojamiento para huéspedes. Por eso el proyecto recibió el nombre de Bussum Garden Studio.
Cobertizo para jardín fabricado artesanalmente
El primer reto consistió en adaptar una estructura relativamente grande (30m2) al tamaño y forma del jardín. Se trataba de un espacio estrecho y alargado. De ahí que el cobertizo adquiriera una forma irregular.
El volumen resultante está rematado con una cubierta a dos aguas, y todo está revestido de madera. Para la fachada y cubierta fueron necesarias más de 2.000 piezas de madera. Todas ellas elaboradas, lijadas, y pintadas a mano, con barniz negro. Para el interior se emplearon tableros de madera contrachapada de abedul, con un acabado lacado. Todos fueron recortados minuciosamente, para que luego encajaran en su sitio, como si de un puzzle se tratara. El resultado fue un espacio interior luminoso, confortable, que resalta el carácter escultural del estudio.
Las ventanas le dieron al cobertizo una imagen muy singular. La más grande está en una esquina, y su montaje fue complicado, debido a que no había un ángulo recto de encuentro entre los vidrios. La otra ventana ofrece una vista al jardín, y está acompañada del tablero de escritorio.
El interior se completa con un banco que tiene cajones debajo, y un armario con puertas correderas, para guardar bicicletas.
De esta manera se consiguió elaborar un cobertizo contemporáneo, que se integraba perfectamente en un entorno tradicional. Probablemente su mejor cualidad es que está realizado con una esmerada atención al detalle.
Este cobertizo para jardín es un proyecto de Serge Schoemaker Architects. En esta firma de arquitectos están obsesionados por la construcción artesanal. Realizan trabajos con una expresión honesta, algo que se aprecia bastante en los detalles. Fotos de Raoul Kramer.