Las mayores limitaciones de las actuales células solares las encontramos en su alto coste, baja eficiencia y durabilidad. Muchas de ellas además dependen para su fabricación de materiales que son tóxicos y escasos. Pero unos investigadores de la Universidad Northwestern crearon una nueva célula solar que podría reducir al mínimo todas estas desventajas. Su potencial es bastante alto.
El hallazgo puede considerarse una nueva variante de la célula solar sensibilizada por colorante (célula solar Graetzel). Este diseño resuelve un problema original de este tipo de célula, que tiene que ver con las posibles filtraciones del líquido orgánico utilizado como electrolito. Tanto es así que puede llegar a estropearla. Lo que consiguieron los investigadores de la Universidad de Northwestern es resolver este inconveniente. Para ello emplearon un nuevo material que se solidifica, evitando así las posibles fugas. Con este método lograron una célula estable en estado sólido.
Este material es un compuesto llamado CsSnI3: una combinación de celsio, estaño y yodo. Se añade en estado líquido a las nanopartículas con colorante, y luego se convierte en una masa sólida. Hay que señalar que la eficacia (10.2%) de esta nueva célula solar está muy cerca de la original de Graetzel (11-12%). A pesar de quedar muy lejos de las de silicio (20%), tiene la ventaja de que su precio es mucho más bajo. Este detalle puede compensar dicha carencia. Aún así, los científicos están convencidos que pueden mejorar su rendimiento.
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