
Esta cabaña de verano situada en la Isla de Wight (costa sur de Inglaterra) es casi tan romántica como el refugio que se preparó la señora Foster. Se trata de un pequeño edificio de madera, de un viejo cobertizo con todo el encanto y la pátina que el tiempo le ha ido otorgando, decorado con objetos sencillos y antiguos, y situado en un rincón frondoso junto a un lago.
A pesar de que sus pinturas están llenas de desconchones, aún se ve acogedor con esos tonos pastel empleados en su decoración.

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